martes, 3 de marzo de 2015

Lenguaje y tecnología

Influencia de la tecnología en la vida del hombre

Ha sido tal el desarrollo científico y tecnológico en los últimos años que no existe hoy en día actividad alguna del hombre en la que no esté involucrado un artefacto o concepto tecnológico. Ya no es un fenómeno que influye en la producción directamente, sino que afecta notablemente todas las formas de la cultura (Andrade, 1995, 139-155), por lo que se hace necesaria la construcción de nuevas formas de relación del hombre con su entorno, de nuevas formas de comunicación, es decir, de nuevos lenguajes para la comprensión de los cambios naturales, sociales, políticos, económicos y culturales; entre ellos el lenguaje tecnológico.

Lenguaje tecnológico

Las primeras máquinas sirvieron para multiplicar “la capacidad física-muscular o sensorial del hombre...” (Andrade, Op. Cit.), y hoy ya se construyen máquinas capaces de tomar decisiones y de realizar aprendizaje por sí solas (Ogata, 1980, 1-20), cuyo resultado es un diálogo interno en la máquina.

Un ejemplo de la aplicación de este diálogo en la industria puede ser el de un horno que debe recibir determinada cantidad de toneladas-hora de  material para la elaboración de un producto. El alimentador (motor y banda transportadora) debe suministrar una cantidad de material  para garantizar la calidad del producto final.  Un sensor se encarga de medir la cantidad de material comparándola con la cantidad programada, y aumentará o disminuirá la velocidad del motor en el alimentador, como lo ilustra la Figura 1.

                                      

En la industria son muchas las aplicaciones del diálogo interno de la máquina, y de la comunicación máquina-máquina, la comunicación máquina-hombre y la comunicación hombre-entorno. Un esquema aproximado de este complejo sistema industrial controlado (Eco, 1989, pp. 43-61) se muestra en la Figura 2.


Pedagogía y tecnología

La educación contemporánea debe orientarse hacia la construcción permanente de conocimiento. Esto se logrará con una acción dirigida a establecer una búsqueda de los porqués, en conjunto con el estudiante. Para eso la nueva escuela (técnica especialmente) debe reforzar sus programas en los siguientes cuatro aspectos importantes:

1. El dominio de las técnicas de la informática como una herramienta para el manejo de la información.

2. El incremento en la lectura y la escritura del español. Hasta que los estudiantes no logren tomar conciencia sobre el modo de operar la lectura analítica y el modo en que se va configurando un estilo personal de escritura, será muy difícil alcanzar dichos propósitos. Pero tampoco puede ser posible el desarrollo de la academia y de la ciencia a través de la especulación oral; la escritura ha de convertirse en práctica reguladora de la comunicación, pues sólo así puede instaurarse la interlocución académica y científica; la exposición oral apoyada en la exposición escrita asegura la cohesión de los procesos cognitivos y dinamiza la emergencia del sujeto epistémico, necesario en la academia universitaria (Jurado, 1992, 44).

3. La interpretación de textos en otra lengua.  Ello supone leer libros, muchos libros difíciles y situarse, poco a poco, en la perspectiva de las dificultades (Bachelard, 1989, 170).

4. La elevación del nivel del conocimiento de la especialidad. Para ello se requiere: i) que el alumno pase menos tiempo escuchando al profesor y mucho más tiempo trabajando los conceptos; ii) que el profesor condense y concentre mucho sus exposiciones y trabaje mucho más sobre el trabajo del estudiante; y iii) definir el núcleo de cada profesión o disciplina, flexibilizar lo demás al máximo, y dejar tiempo al alumno para un trabajo intenso en sus áreas de interés. Lo anterior requiere pasar de una pedagogía extensiva a una intensiva (Carta Universitaria, Separata 1, 1990, Universidad Nacional, citada por Jurado, F.).

Elementos del discurso pedagógico de la tecnología
Como elementos fundamentales en la relación docente-estudiante en la enseñanza de la tecnología, podemos destacar estos tres: a) el objeto, como artefacto tecnológico; b) el texto, como elemento condensador de la tecnología; y c) el contexto, como el medio en el que se desarrolla la relación: sujeto-texto-objeto.

El artefacto tecnológico como objeto discursivo

Primero que todo debemos ubicar el objeto en sus dos connotaciones (Barthes, 1993, 246):

1. Connotaciones existenciales del objeto, en la cual el objeto adquiere a nuestra vista la apariencia o la existencia de una cosa que es inhumana, que se obstina en existir.

2. Connotaciones tecnológicas del objeto, mediante la cual el objeto se define como lo que es fabricado; se trata de la materia finita, estandarizada, formada y normalizada, es decir, sometido a normas de fabricación y calidad; el objeto se define ahora principalmente como un elemento de consumo: cierta idea del objeto se reproduce en millones de ejemplares en el mundo, en millones de copias (...); el objeto no se escapa ya hacia lo infinitamente subjetivo, sino hacia lo infinitamente social. (...) el objeto sirve al hombre para actuar sobre el mundo, para modificar el mundo, para estar en el mundo de una manera activa; el objeto es una especie de mediador entre la acción y el hombre (...) sirve para comunicar informaciones; (...) siempre hay un sentido que desborda el uso del objeto. Por ejemplo la apariencia de un teléfono tiene siempre un sentido independiente de su función: un teléfono blanco transmite cierta idea de lujo o de femineidad; hay teléfonos burocráticos, hay teléfonos pasados de moda, que transmiten la idea de cierta época (...); dicho brevemente, el teléfono mismo es susceptible de formar parte de un sistema de objetos-signos (...). Por consiguiente, no hay ningún objeto que escape al sentido (...). La semantización del objeto se produce desde el momento en (...) que es producido y consumido por una sociedad de hombres, desde que es fabricado, normalizado...

Como todo signo, el objeto se encuentra en la encrucijada de dos coordenadas, de dos definiciones
(Ibid):

1. Coordenada simbólica: todo objeto tiene (...) una profundidad metafórica, remite a un significado; el objeto tiene por lo menos un significado (...), todo objeto es significante de un significado.

2. Coordenada de la clasificación: (o taxonómica) pues no vivimos sin albergar en nosotros, más o menos conscientemente, cierta clasificación de los objetos que nos es sugerida o impuesta por nuestra sociedad.

Según lo anterior, el aprendizaje significativo se da no sólo al manipular el objeto tecnológico como un ente aislado, sino cuando identificamos en él a un comunicador de uso social, político, económico y cultural.

El texto como elemento discursivo

El texto permite almacenar la información a través del tiempo, de tal forma que se puede acceder a las ideas contenidas en sus páginas en cualquier momento. La oralidad es momentánea, mientras que el texto perdura. Además permite generar, a partir de sus ideas, otras ideas más enriquecidas no solamente en extensión, sino en significado.

Es por esto que todas las ramas del saber que en algún modo están ligadas a los  procesos de comunicación, la semiótica, la teoría de la información, la psicología, la sociología, la filosofía, etc., tienen interés en indagar las unidades funcionales y las reglas que subyacen al texto y a la comunicación textual en sentido lato. (Lozano, 1986, 46).

Entonces, las propiedades del texto son: a) el texto es el ámbito dentro del cual las frases pierden su ambigüedad; b) el texto contiene presuposiciones e implicaciones diversas de las frases que lo constituyen; y c) el texto posee posibilidades de paráfrasis (explicación o interpretación amplificativa de un texto) diversas de los de la frase, por ejemplo de reducción hasta un resumen mínimo (Ibid).

El contexto como elemento discursivo

Las interpretaciones que se pueden presentar frente a un hecho, objeto o lectura, dependen, cada una, del enfoque con el que los actores de la comunicación (emisor y/o receptor) le asignen a su entorno. El contexto, según van Dijk (citado por Lozano), es una abstracción altamente idealizada de la situación comunicativa que contiene sólo aquellos hechos que determinan sistemáticamente la adecuación de las expresiones convencionales o, como vuelve a afirmar Barthes, “... los significados de los objetos dependen mucho no del emisor del mensaje sino del receptor, es decir, se ofrece fácilmente a muchas lecturas de sentido: frente a un objeto, hay casi siempre muchas lecturas posibles, y esto no sólo si se pasa de un lector a otro, sino que también algunas veces, en el interior de cada hombre hay varios léxicos, varias reservas de lectura, según el número de saberes, de niveles culturales de los que dispone (...), el sentido es siempre un hecho de cultura, un producto de la cultura...” (Barthes, Op. Cit., 253).

Conclusiones

1. En el proceso de enseñanza-aprendizaje es posible distinguir tres agentes del proceso: i) el objeto tecnológico; ii) el texto; y iii) el contexto; unidos por un hilo conductor común a ellos que es el lenguaje tecnológico.

2. El  conocimiento y formulación de dicho lenguaje tecnológico permitirá formar técnicos capacitados para asimilar, comprender y estructurar nuevos sistemas de símbolos.[1]

3. El aprendizaje del lenguaje tecnológico facilitará la transmisión y construcción de nueva tecnología.

4. El mayor o menor grado de comprensión pedagógica de la tecnología, dependerá en gran medida del dominio de dicho lenguaje tecnológico.

Referencias bibliográficas

- ANDRADE, Edgar. Teoría y práctica de la educación en tecnología. En: Educación y Cultura No. 36-37, marzo de 1995.

- BACHELARD, Gastón. Epistemología. 2 ed. Barcelona: Anagrama, 1989. 254 p. 

- BARTHES, Roland. Semántica del objeto. Paidós, 1993, Fotocopia.

- ECO, Umberto. La estructura ausente: Introducción a la semiótica. 4 ed. Barcelona: Lumen, 1989.  446 p.

- LOZANO, J. y otros. Análisis del discurso. Cátedra, 1986, Fotocopia.

- JURADO VALENCIA, Fabio. La escritura: Proceso semiótico reestructurador de la conciencia. Ponencia, XVIII Congreso de Lingüística y Semiología. Universidad Nacional de Colombia, 1992, Fotocopia.

- OGATA, Katsuhiko. Ingeniería de control moderna. México: Prentice-Hall Hispanoamericana, 1980.

[1] La técnica no se descubre, se aprende en la enseñanza, se transmite en diagramas. El mundo moderno coloca al ser humano frente a valores de objetividad codificados.  En otras palabras, la técnica sólo se asimila a través de símbolos, de signos (Bachelard, 1989, 169).